CRONICA DE SU CONCIERTO
ROSA LA NUEVA DIOSA DEL BLUES
Rosa López demostró, y tal vez incluso se lo demostró a sí misma, para qué esta hecha su voz. No para canciones comerciales o pegadizas. No para estribillos simplones o eurovisivos. Su voz está hecha para cantar el alma y el corazón. Para cantar el blues. En su colaboración con la Blues Band de Granada, en un concierto memorable que inaugura nuevos tiempos y nuevos aires en el Auditorio Manuel de Falla, Rosa López se encontró con su verdadero destino: el alma del soul, del blues y del jazz. Cuanto antes emprenda ese camino, antes le llegará el verdadero éxito, el que no dura un par de veranos, sino el que dura toda la vida.
En cuanto terminó la parte en solitario del grupo y se anunció la entrada de Rosa López. El auditorio se puso en pie y recibió casi con aullidos a la cantante granadina. Tal era la expectación del concierto de Rosa López que Plaza Nueva vivió un monumental atasco y muchos de los asistentes tuvieron que subir a pie hasta el auditorio. Y allí estaba la cantante, "tímida y verdecilla", como ella dijo, y absolutamente desbordada en cuanto empezó a sonar la música. Era el apoteosis del blues. Los espectadores jaleaban cada gesto, cada quiebro de voz en un ambiente que fue in crescendo y que estalló con piezas como Open the windows, I can't stop loving you o I'm going to Chicago.
La voz de Rosa López, primero en solitario con la banda, y luego a dúo con Pecos Beck , es una voz hecha para el blues. Alguien comentó que Rosa López no debería llamarse Rosa, sino Azul (blue) López. La cantante demostraba que ése es el género que la ha alimentado desde que comenzó a cantar. Su pronunciación del inglés resultaba perfecta y eso sólo es posible si desde muy niña se han tarareado las canciones de soul, jazz y blues.
La cantante perdió la timidez inicial y, en cuanto se sintió sobre el escenario, se comportó como pez en el agua, bailando con el bajista Pepe Castro durante algún solo de guitarra, haciendole los coros a Pecos Peck o volcándose en una hermosa balada en castellano escrita por Estanis Peinado. El público estaba absolutamente entusiasmado, entregado y vibrante ante la actuación de la granadina.
Y al final fue la apoteosis. Cuando sonó el famoso Everybody needs somebody to love, el auditorio entero estaba en pie, dando palmadas al ritmo de la batería y coreando la canción. Cuando sonó el útlimo compás, el auditorio estaba absolutamente desbordado. Era casi el final.
Quedaba el bis, que terminó de rematar la faena: When the saints go marching in, con el público ya como otro músico sobre el escenario. Era una apoteosis de blues y buena música, una apoteosis marchosa y encantadora. El público acudió a contemplar el prodigio de la voz de Rosa López y lo tuvo. En forma de blues.
fuente: Granada Hoy
Rosa López demostró, y tal vez incluso se lo demostró a sí misma, para qué esta hecha su voz. No para canciones comerciales o pegadizas. No para estribillos simplones o eurovisivos. Su voz está hecha para cantar el alma y el corazón. Para cantar el blues. En su colaboración con la Blues Band de Granada, en un concierto memorable que inaugura nuevos tiempos y nuevos aires en el Auditorio Manuel de Falla, Rosa López se encontró con su verdadero destino: el alma del soul, del blues y del jazz. Cuanto antes emprenda ese camino, antes le llegará el verdadero éxito, el que no dura un par de veranos, sino el que dura toda la vida.
En cuanto terminó la parte en solitario del grupo y se anunció la entrada de Rosa López. El auditorio se puso en pie y recibió casi con aullidos a la cantante granadina. Tal era la expectación del concierto de Rosa López que Plaza Nueva vivió un monumental atasco y muchos de los asistentes tuvieron que subir a pie hasta el auditorio. Y allí estaba la cantante, "tímida y verdecilla", como ella dijo, y absolutamente desbordada en cuanto empezó a sonar la música. Era el apoteosis del blues. Los espectadores jaleaban cada gesto, cada quiebro de voz en un ambiente que fue in crescendo y que estalló con piezas como Open the windows, I can't stop loving you o I'm going to Chicago.
La voz de Rosa López, primero en solitario con la banda, y luego a dúo con Pecos Beck , es una voz hecha para el blues. Alguien comentó que Rosa López no debería llamarse Rosa, sino Azul (blue) López. La cantante demostraba que ése es el género que la ha alimentado desde que comenzó a cantar. Su pronunciación del inglés resultaba perfecta y eso sólo es posible si desde muy niña se han tarareado las canciones de soul, jazz y blues.
La cantante perdió la timidez inicial y, en cuanto se sintió sobre el escenario, se comportó como pez en el agua, bailando con el bajista Pepe Castro durante algún solo de guitarra, haciendole los coros a Pecos Peck o volcándose en una hermosa balada en castellano escrita por Estanis Peinado. El público estaba absolutamente entusiasmado, entregado y vibrante ante la actuación de la granadina.
Y al final fue la apoteosis. Cuando sonó el famoso Everybody needs somebody to love, el auditorio entero estaba en pie, dando palmadas al ritmo de la batería y coreando la canción. Cuando sonó el útlimo compás, el auditorio estaba absolutamente desbordado. Era casi el final.
Quedaba el bis, que terminó de rematar la faena: When the saints go marching in, con el público ya como otro músico sobre el escenario. Era una apoteosis de blues y buena música, una apoteosis marchosa y encantadora. El público acudió a contemplar el prodigio de la voz de Rosa López y lo tuvo. En forma de blues.
fuente: Granada Hoy
6 comentarios
Isra_Saremare -
Oscar -
Anónimo -
checho -
http://www.diariogranadahoy.com/diariogranadahoy/articulo.asp?idart=963445&idcat=2922&idcal=&vd=27/02/2005%205:00:00&vh=28/02/2005%204:59:00&texto=rosa&filtro=yes
Anónimo -
Javilu -