Su trabajo fue contemplado y juzgado durante semanas por varios millones de españoles, pero a pesar de ello no llegó a convertirse en un fenómeno mediático. Se quedó justo en la frontera que separa la fama del reconocimiento, una situación que ahora mismo "no cambiaría por nada del mundo". El es Miguel Nández, un gaditano al que Operación Triunfo le brindó la oportunidad de darse a conocer y al que su música y sus trabajos le han permitido mantenerse en lo más alto después de dos discos. Ahora le toca el turno al tercero, un trabajo que acaba de comenzar cuando aún no se han apagado los ecos de una temporada en la que ha realizado más de medio centenar de conciertos, una cifra que muy pocos cantantes poseen en sus agendas.
Pese a su corta carrera, atrás va dejando ya un curriculum generoso. Más de 200.000 copias vendidas del single Amiga soledad, 108.000 ejemplares de su primer disco y más de 60.000 hasta ahora de su último trabajo. Cifras habituales en los grandes de la música española antes de que OT distorsionara por completo el panorama musical español.
Este bagaje le está permitiendo vivir justo como había soñado y su deseo es que todo siga igual. "No quisiera ni que me fuera mejor ni peor", afirma. "Estoy en el punto medio porque no me falta nada, pero tampoco me sobra y, además, puedo llevar una vida prácticamente normal. Me siento reconocido".
Pero para llegar a esta situación, Miguel Nández tuvo que recorrer antes media España presentando sus maquetas. "Aquello sí era duro. Ahora, en cambio, todo es muy distinto. No considero que mi trabajo sea duro porque estoy haciendo realmente lo que me gusta", apunta.
Aunque para algunos supo a decepción, para Nández constituye la clave de su éxito actual. Y es que quedar cuarto en OT le permitió liberarse antes de las ataduras del programa. Esa libertad, por ejemplo, le brindó la oportunidad de "elegir la productora, la casa discográfica, mis músicos y mi manager. Quedar cuarto fue para mí un mayor triunfo que quedar primero. Realmente, me siento un privilegiado con respecto al resto de los compañeros de OT".
La apuesta le salió bien y prueba de ello es que este equipo se mantiene prácticamente invariable después de tres años. Tan invariable como el apoyo que siguen prestándole los que le apoyaron desde un principio. "Hay gente que confiaba en mí antes de entrar en OT y que aún hoy sigue apoyándome. Eso tiene un gran valor para mí y más aún cuando estamos hablando de gente como Tato Latorre, Carlos Escobosa, Oscar Piñuela o Rafa Casilla, que no son precisamente nuevos en este mundillo de la música".
Ese apoyo, según destaca Nández, también se ha extendido a otros frentes, algunos de ellos "inimaginables para mí por la dimensión que han alcanzado", como ocurre por ejemplo con sus fans. "Cada año son más y nunca faltan a un concierto. Sinceramente, no se cómo se las apañan", apunta el cantante gaditano. Tampoco se imaginaba que "las mismas marcas que estaban al principio conmigo, siguen ahora. Ahí están, por ejemplo, Bandoli, The kid, Dr Thermans o Lee. Y es que no piensan en ti como un modelo, sino como alguien en quien confían y eso te da ánimos para seguir adelante y para pensar cada día que esto merece la pena".
Paradójicamente, y a pesar de que ya hace tiempo que superó el factor novedad, el respaldo popular no ha ido a la baja, sino todo lo contrario. Prueba de ello es que sus dos conciertos con mayor asistencia se han dado en 2005. En Puerto Real, por ejemplo, logró reunir a 18.000 personas, mientras que en Madrid superó las 12.000 en un espectáculo en el que también participaba, entre otros, Revólver.
De esta última noche guarda precisamente uno de los mejores recuerdos, o al menos más entrañables, de su carrera musical. "Se me acercó uno de los componentes del club de fans de Revólver y me dijo que le había gustado mi actuación. Al final prefirió quedarse hablando conmigo y pasó de escuchar su grupo. Eso me emocionó".
Y es que, según Nández, "un concierto puede cambiarlo todo". "Hay gente que nunca ha escuchado tus discos y, sin embargo, después de acudir a un concierto acaba aficionándose a ese artista".
En opinión del cantante gaditano, "lo importante es que te escuchen. Si te escuchan y les gustas, al final acaban comprando tu disco".
En este sentido, Miguel Nández tiene una visión muy particular de la piratería. "Evidentemente no la defiendo, ni mucho menos, aunque tampoco es lo que más me molesta. Me molesta la piratería, pero más me molestaría, por ejemplo, que no escucharan mi música, porque entonces sería imposible que compraran mi disco. Creo que lo importante es que te escuchen. Si les gustas de verdad, esa gente al final acabará comprando tu disco. Sé que hay gente que ha pirateado un disco y que después de ir a un concierto han acabado comprando el original. Por eso digo que lo importante es que te escuchen".
No obstante, Nández reconoce que "la piratería puede hacer mucho daño porque si la gente no compra tu disco, la discográfica no te graba. Si no se vende, no se graba y eso puede poner fin a la carrera de mucha gente".
De momento, el gaditano espera seguir cantando "hasta que la garganta diga que se acabó. No me he puesto fecha de retirada. Además, en el caso de que dejara de cantar seguiría ligado a la música, porque mi intención es montar un estudio y convertirme en productor para poderle dar la oportunidad a otros cantantes, igual que me la han dado a mí".
De momento Nandez tiene una nueva cita con sus fans, será el próximo 3 Marzo, en un concierto que se celebrará en Cadiz, más exactamente en el Paseo de San Antonio a las 22 horas. En ese mismo concierto también estará otro triunfito de la última generación, Guille Barea